Extracto del libro de Starsky y Cox.
“El Zodíaco propiamente dicho es un diálogo y, a menudo, una batalla entre los sexos; y Sextrología, una exploración de los signos astrológicos desde el punto de vista del género, la identidad sexual y el comportamiento sexual. El círculo del Zodiaco, ante todo, esta dividido en seis signos masculinos (fuego y aire) y seis femenino (tierra y agua), lo que refleja el equilibrio universal, ya que la existencia es un gran sistema de Yin y Yang. La premisa básica de este libro es que hay veinticuatro signos, no sólo doce, puesto que cada uno de los doce signos se vuelve a dividir en polaridades por sexos.”
Aquí va un extracto de este interesante libro, los dos caracteres librianos: la mujer Libra y el hombre Libra.
El signo de la igualdad sexual: La mujer libra, ‘El Encanto’.
La mujer Libra es la activista del Zodíaco: como es la persona con más principios de la rueda astrológica, no se puede separar de sus elevadas convicciones. Considera que hay que rediseñar el mundo porque le faltan precisamente los ideales que ella intenta difundir con la mayor urgencia. Si ve alguna injusticia, se siente obligada a luchar para corregirla: el reino de la justicia humana es su ámbito particular. Tiene una gran mente, una facultad especialmente afinada que sólo se ve eclipsada por su peculiar y etérea belleza. De todas las mujeres, es la mas guapa y atractiva (casi nunca se la podrá describir como sensual o claramente sexy), aunque en ese sentido y en muchos otros su apariencia puede ser engañosa. Apreciada por sus recatados encantos, corre el riesgo de convertirse en objeto de adorno, en una mujer-trofeo con clase utilizada por los hombres para que los admiren o como forma de impresionar a los demás. Mientras, sus planes de amor consisten en unirse a un amigo de verdad, un igual, un librepensador que comparta su celebre afición por las artes y por todo lo que sea estético, así como sus ideas políticas, a menudo radicales, y sus visiones igualitarias. En cuestión de relaciones es poco convencional, se presta al sexo promiscuo con alguien que piense igual y, de hecho, es reacia a los vínculos legales a largo plazo. Cuando se compromete con un hombre, le exige completa fidelidad. Nada da más miedo que una señora libra despechada. Independientemente de su identidad sexual, siente una clara atracción hacia otras mujeres, sobre todo hacia mujeres extremas, amazonas con glamour, supermodelos exageradamente bellas o radicales defensoras de intereses megáfono en ristre o, si se puede elegir, una justa combinación de ambas.
Cuerpo y alma
Nunca se sabe lo que se puede tardar, desde una conversación de una noche hasta un mes entero de vagas interacciones, antes de que la mujer Libra deje entrar a alguien en su vida, reservándose siempre para ella el derecho a salir. Sin embargo, pese a su intento tan propio y tan consciente de ser distante, hay algo en ella luminosamente atractivo. Como sugiere la imagen de la balanza de su signo –el símbolo se puede leer alternativamente como el sol poniente o el lucero de la tarde, Venus-, la mujer Libra tiene cierta cualidad estelar que la convierte en la mujer del bloque astrológico a la que antes se intentan ligar mas hombres. Pero sus proyecciones astrales se le adelantan y casi nunca se le acercan e forma brusca o brutal: hasta un completo desconocido se sentirá impulsado a aclarar la garganta, alisarse el pelo y mostrar el mejor de los comportamientos antes de emitir o tartamudear la primera palabra de presentación. Desde un principio, el hombre que esta con una libra no sabe si va o si viene, puesto que su rostro es tan cálido y acogedor como distante. Como sugiere el símbolo del signo, parece que flota en algún horizonte lejano: nada que ver con el sol canicular de la mujer Leo y sus intenciones descaradas, sino más bien con la luz suave y serena del crepúsculo en octubre, un calor fresco y equilibrado. Lo que hace es enviar un mensaje mixto; la exigente Libra cree que siendo enigmática ganará tiempo para decidir si asigna a una persona un lugar en su vida o si la rechaza de plano. La decisión es siempre suya, lo que podría explicar por qué sentimos esa necesidad inconsciente de impresionarla con un mensaje de valía. Es sorprendente hasta qué punto los individuos mejor considerados se encuentran haciendo de todo en presencia de la jueza supuestamente imparcial del Zodíaco. Mientras, la opinión que se reserva nos pone a todos los demás a trabajar a pico y pala para agradarle.
Como su planeta Venus, que sólo parece ser una estrella porque refleja la radiación del sol y la devuelve a los mortales que poblamos la Tierra, la Libra no siempre es quien fabrica la beneficencia que parece proyectar. Incluso cuando está del peor de los humores, no puede evitar destilar una sensación de luz y bondad. Esto es al mismo tiempo una bendición y una maldición para ella: igual que las actrices Libra suelen tener que luchar para que no las encasilles en papeles rectos o incluso estirados, la mujer Libra típica transmite un aura ejemplar que atrae a los demás hacia ella, en especial a los hombres, como Mary Poppins a los niños traviesos. Además, si bien se pasa la vida esquivando los avances de los hombres, éstos casi nunca son de naturaleza estrictamente sexual. Al contrario, Libra se inscribe como la chica ideal a la que se le puede pedir la mano (aunque sin necesidad de excluir otras partes del cuerpo: tampoco es completamente inmaculada o de apariencia inocente). A diferencia de Virgo, que la precede en la rueda zodiacal, Libra no es un personaje femenino de tanto peso y carga como para representar una tromba de responsabilidad moral sobre los hombres. Incluso puede emitir las vibraciones opuestas: muchos hombres dan por hecho que la vida con la cardinal-aire doña Libra tiene que ser de lo más grata, que han encontrado una mujer etérea libre de las cargas de este mundo, con la que imaginan que su ánimo y sus aspiraciones mas elevadas se encumbrarán aun más. Así de prometedora resulta la imagen que desprende Libra. Con una serenidad y elegancia naturales, cubre las expectativas de incluso el punto de vista más machista de la feminidad, pese a ser una feminista de primer orden. De hecho, tiene demasiado estilo y aplomo para empezar a mandar a paseo a cualquiera de los muchísimos hombres que se enamoran de ella cada día. Siempre lo supera todo y despacha hasta la más vergonzante o difícil de las situaciones con cualquier palabra amable, una sonrisa o una disculpa de su propia cosecha.
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