El planeta Urano simboliza una fuerza que se manifiesta como cambios repentinos de la pauta de vida, alteraciones súbitas de la consciencia, destellos de intuición, y rápidas eclosiones de nuevas ideas y conceptos originales. Urano puede concebirse como un canal a través del cual fluyen fuerzas poderosas que penetran en la consciencia con rapidez eléctrica.
Urano se manifiesta también como impulsos hacia la independencia, la rebelión, la excentricidad, lo inconvencional, lo original y lo inesperado. La "influencia" de, Urano no hace que una persona sea particularmente estable; pero la convierte en un canal a través del cual pueden nacer nuevas ideas.
Cuando Urano es fuerte en un mapa, ese factor simbolizado por el planeta (o por los planetas) en su aspecto con Urano se electrifica, se magnetiza, se energetiza muchísimo, y, si todo marcha bien, se ilumina. Por tanto, vemos que Urano "actúa" eléctricamente, en impulsos repentinos. Esta energía es
necesaria para que estalle a través de las defensas saturninas del ego y las barreras del pensamiento de la mente consciente. En contra de algunos criterios, Urano no siempre actúa destructivamente. Se manifiesta como destrucción solamente cuando hay resistencia a su influencia. Puesto que alguna forma de resistencia está habitualmente presente, sin embargo, (especialmente si Urano está comprometido en aspectos tensionados), un tránsito de Urano se experimenta a menudo como muy destructivo.
Mediante tránsito, Urano interrumpe lo viejo y revoluciona nuestro modo de ser en el ámbito indicado. Trae vastos cambios que tienen el efecto de reorganizar (a menudo, desorganizando al principio) nuestra consciencia a fin de permitir que se produzca un nuevo crecimiento. Psicológicamente, estalla en la consciencia en forma de cualquier idea, sentimiento y conocimiento que fuera subliminal, o sea, precisamente debajo del umbral de la consciencia. Por tanto, sus tránsitos son enemigos de represión de cualquier índole. Si un individuo estuvo viviendo de manera reprimida, un modo de vida en el que estuvieron bloqueados, descuidados o ignorados los elementos vitales de su naturaleza, es casi seguro que un tránsito de Urano por conjunción, cuadratura u oposición a uno de los planetas personales traerá a la superficie, con gran inmediatez, una intensa confrontación con estas partes de la naturaleza de la persona. Urano acelera siempre el ritmo de la naturaleza; y por. ende, el individuo que experimenta uno de estos tránsitos está a menudo tenso, excitable, inquieto e impulsado por un abrumador deseo de cambio y libertad. Urano en su mejor forma, es el gran liberador, el despertador, el iluminador que levanta con tal intensidad la vida
interna y externa de la persona que, de allí en adelante, las cosas nunca son las mismas. Este planeta puede parecerse a la mitológica figura de Prometeo, quien robó el fuego de los
dioses y de esta manera permitió que los seres humanos extendieran el alcance de su conocimiento. Durante los tránsitos de Urano, la mayoría tiene deseos de activar sus necesidades de excitación, libertad y experimentación. A menudo realizará radicales mudanzas para cambiar lo que percibe que
es una situación vital asfixiante. Sin embargo, un pequeño porcentaje de personas experimentará casi totalmente los tránsitos de Urano en un nivel interior, durante el cual revolucionará sutilmente su actitud, su entendimiento y su modo de auto expresarse en los ámbitos indicados. Su vida externa
reflejará frecuentemente este enfoque nuevo y despierto de la vida, pero en estos casos, de ningún modo esto se patentizará siempre con facilidad. Durante los tránsitos de Urano, a menudo el individuo tiene un impulso de escapar de las situaciones de la vida que se ve que son inhibitorias o frustrantes de su autoexpresión individualista. Pero, a veces es un enfoque más constructivo, dando por sentado que la situación vital es fundamentalmente sana y vitalmente flexible, para que
esa persona experimente cambios radicales dentro de los confines de la vieja situación, ya se trate de matrimonio, trabajo o lo que fuere. La ampliación de la auto-comprensión que podrá resultar de tal desafío es a menudo mucho mayor que la que se ganaría tirando lo viejo y saltando excitadamente dentro de lo nuevo y lo diferente. Por supuesto, esto no es negar que a veces es necesaria una revolución total o una repolarización en algún ámbito de la vida.
En muchos casos, la influencia de Urano podrá definirse culturalmente, pues Urano comienza donde termina Saturno. Saturno señala la frontera de la consciencia del ego personal, simbolizando las normas y reglas culturales y colectivas (una clase de "super-ego" cultural en términos freudianos). Saturno es, pues, rígido y contraído. Urano, por el otro lado, estalla a través de esta vieja estructura con impulsos revolucionarios; y la rigidez de la frontera saturnina habitualmente hace
que se raje y rompa en pedazos. Las manifestaciones psicológicas de fuerzas uranianas como las que experimenta el individuo no sólo son comprensibles sino también hasta vigorizantes de la mente que está abierta hacia lo nuevo. En la antigua astrología, al planeta Mercurio se lo conocía como el mensajero de los dioses, término que suena muy parecido a la descripción que hace Rudhyar de los planetas trans-saturninos como "embajadores de la galaxia". Mercurio se asociaba entonces con la facultad creativa en los seres humanos. Por supuesto, los antiguos astrólogos, hasta donde sabemos, no conocían la existencia de Urano. Empero, muchos alquimistas estaban al tanto de una función creativa más profunda (o más elevada) que el nivel de la mente racional, que es el significado primordial de Mercurio en la astrología moderna. Estos alquimistas asociaban esta actividad creativa con el significado oculto de Mercurio como el unificador de los opuestos.
Desde nuestra perspectiva moderna, bien podríamos preguntamos si se referían a la función de Urano pero no tenían tal símbolo planetario para expresar lo que experimentaban. Esta hipótesis parece la más probable bajo la luz del hecho de que numerosos astrólogos modernos están ahora afirmando que, en contraste con la antigua versión griega de la exaltación y dignidad de Mercurio en Virgo, la exaltación de Mercurio debe considerarse que está en Acuario, el signo de Urano.
Dane Rudhyar, en su profundo e inspirador libro titulado Triptycb, se refiere a Urano como "el creativo poder del espíritu universal". Rudhyar dice que Urano se refiere a la etapa de la "transfiguración" personal y que "el individuo transfigurado se convirtió en un centro focal para la liberación del poder de la Mente Universal". Asimismo, declara que Urano puede concebirse como "La Voz de Dios", "el creativo poder del Sonido místico que, según la vieja tradición de la India,
llena todos los espacios ... " El "poder de la mente universal" es evidente en las percepciones extraordinariamente rápidas que acompañan una armonía uraniana. Esta proviene de la
aptitud para ganar conocimiento e intuición de otras dimensiones a través de una sensibilidad psíquica elevada. Urano representa el conocimiento intuitivo y la extensión del proceso
racional más allá de las barreras del espacio y del tiempo. La experimentación hacia la cual las energías de Urano impulsan al individuo proviene de esta sensación interior de que para
el conocimiento humano no hay fronteras; proviene de la fe interior de que un individuo tiene la capacidad para entender la vida de modo más vasto y que tiene el derecho divino a
perseguir este conocimiento, no importa qué sabiduría convencional pueda dictar. (Naturalmente, muchos uranianos se enfrascan tanto en la emoción del descubrimiento y la experimentación que, por lo común, en sus actitudes y opiniones se van a los extremos, en cuyo caso se entregan al fanatismo, al cabal desprecio de la tradición, y a la cerrada obstinación.)
Esta "intuición" de la que los uranianos son capaces no es, sin embargo, incompatible con la lógica. Grant Lewi señaló, hace más de treinta años, que Urano funciona de modo muy lógico, pero que la lógica opera tan rápidamente que parece ser intuición. También escribió que Urano representa la extensión de la percepción dentro de los reinos de la mentalidad superconsciente, que podemos interpretar como la aptitud para armonizamos con el nivel arquetípico de conocimiento de la mente universal. Una vez que pasamos las fronteras de Saturno y nos aventuramos en los reinos de Urano y Neptuno, empiezan a desaparecer todas las dualidad es, todas las oposiciones que se perciben debido a la "lógica" limitada, y todas las formas separadas. Es entonces cuando empieza a haber un fusionador de dicotomías, que en la percepción uraniana se manifiesta viendo las cosas como ambos y en vez de 0 ... 0. En otras palabras, a los opuestos de la mente lógica materialista se los ve juntos en un destello de percepción inmediata, como partes de una perspectiva íntegra y vasta de la
vida.
La posición de casa de Urano nos muestra dónde podemos potencialmente experimentar y usar este poder despertador, dónde se sienten más inmediatamente los cambios, las intuiciones y una sensación de necesitar una vasta libertad personal. Esta casa muestra dónde tenemos deseos de apartarnos de normas convencionales de expresión, y dónde a menudo rechazaremos la tradición y los inútiles estorbos a fin de hacerlo. Si tenemos a Urano en una casa angular, habrá deseos especialmente fuertes de representar nuestra inconvencionalidad de modo evidente y dinámico. Si Urano está en casas sucedentes o cadentes, por otro lado, la persona tal vez tenga tan sólo deseos enderezados hacia impulsos revolucionarios o inconvencionales, pero quizá ponga a trabajar esos
sentimientos en su vida cotidiana de un modo más sutil, mientras que puede ser que, en la superficie, parezca muy conservadora.