Extracto del libro “Su yo secreto” de Tracy Marks
Sol (Leo) en la duodécima casa
El Sol en su duodécima casa sugiere que usted es una persona sensible, muy vulnerable ante el impacto del ambiente en el cual está. Dubitativa en cuanto a compartir sus experiencias interiores; conserva un santuario íntimo dentro de usted mismo, donde se recoge de las exigencias del mundo exterior.
Como un rey o una reina de su castillo interior, usted ejerce allí su reinado supremo. Sin embargo, otra cosa ocurre con el modo con que usted maneja y dirige sus asuntos terrenos. Porque lo que usted siente es que no pertenece al mundo que lo rodea, entonces crea su propio mundo, tranquilo y protector, en el que usted pueda ser fiel a su voz interior y seguir su sendero de evolución psicológica o espiritual.
Usted necesita tiempo para estar solo y reflexionar, armonizarse con sus pensamientos, sentimientos y fantasías, y librarse de las influencias de los demás, que usted absorbe con demasiada facilidad. Por cuanto se siente conectado con fuerzas espirituales más grandes, tal vez practique la meditación como disciplina, pues lo ayuda a obtener la claridad que busca. Sus recursos interiores son vastos; al -reabastecerse- volviéndose hacia adentro, usted se revitaliza y se franquea respecto de los sentimientos cálidos y radiantes que, de otro modo, tal vez no experimente.
Una de sus fuerzas consiste en la capacidad para crear una intención, y luego someterse al fluir de su experiencia. Al concentrarse en sus intenciones en función de la manifestación de hechos externos, usted los atrae e introduce en su vida, sin tener que esforzarse mucho para que se produzcan. En vez de ejercitar directamente su voluntad usted se orienta interiormente hacia sus propias aspiraciones y luego se deja llevar permitiendo que el universo le dé los medios para alcanzarlas. Si sus motivaciones son claras y se siente bastante valioso como para recibir lo que busca entonces tal vez triunfe considerablemente como resultado de sus aptitudes interiores.
El Sol en la duodécima casa indica humildad pero también puede señalar sentimientos de inferioridad y una pobre autoestima. En sus primeros años de vida tal vez recibió de sus padres unos mensajes que lo indujeron a creer que no tiene derecho a existir y que sus deseos personales son egoístas y carentes de importancia y que usted posee una maldad o una
indignidad innatas que debe expiar. Quizá nada de lo que usted hiciera o dijera se considerara bastante bueno o tal vez sus padres estaban narcisistamente enfrascados en sus propios mundos y brindaban escaso apoyo al frágil ego de usted que estaba desarrollándose. Si cuando era niño usted albergaba un muy arraigado sentimiento de culpa y a menudo creía que merecía un castigo es probable que siendo adulto en su vida cree situaciones que lo hagan sentirse culpable o que se castigue por alguna mala acción real o imaginada.
Una pobre autoestima puede alimentar conductas autoderrotistas. Pregúntese: ¿Qué hace usted para mantener incorporados en sí mismo mensajes negativos sobre lo que usted vale y para probarse que es tan indigno como creía serlo cuando niño?, ¿Sabotea lo que usted hace en el mundo para tener una excusa a fin de retirarse en su oculto sitio interior? ¿Se ufana de una imagen personal humilde y virtuosa e induce a que los
demás lo exploten asumiendo actitudes serviles en sus relaciones con los demás? ¿Crea situaciones en las que se siente humillado o como un fracasado para demostrar que usted no sirve, y luego de ello alternadamente para rebajarse y hacerse valer muy pagado de sí mismo. a su golpeado ego? Debido a que tal vez se sienta impotente en el mundo externo usted necesita ser cauto ante los intentos auto derrotistas de recuperar el poder en el mundo interior apuntalándose con imágenes de
que usted es un mártir. El poder personal y la autoestima no son resultado de las vacías satisfacciones personales propias de representar el papel de víctima.
Una de las dificultades del Sol en la duodécima casa consiste en conservar una imagen personal realista. Como usted se relaciona con una imagen fantástica de su persona que se desarrolló en el pasado la percepción de lo que usted es tal vez sea muy frágil. Al igual que Alicia en el País de las Maravillas usted un día tiene la sensación de ser dolorosamente pequeño y al día siguiente incómodamente grande: lleno de conceptos grandiosos sobre sus virtudes realizaciones y valores. Al sentirse confiado usted se vuelve excesivamente confiado y se dedica a tareas que están más allá de su capacidad; entonces
cuando no logra triunfar tal vez se castigue por su ineptitud.
Por su vulnerable autoestíma, no le resulta fácil tolerar el fracaso. Si es varón la identidad del «rol» que asume en cuanto a su sexualidad puede ser amenazada por su ineptitud para vivir de acuerdo con los cánones de la, virilidad que son imposibles. El hecho de que encuentre paz consigo mismo implicará necesariamente que usted efectúe una revisión de sus cánones, y
aprenda a abrazar e incluso honrar sus propias limitaciones. Cuanto más fuerte sea el ego real menos egocéntrico necesitará ser escribió Strephon Kaplan Williams. Cuanto más acepte usted a su yo verdadero en toda su pequeñez menos probable es que usted sufra el egocentrismo o la arrogancia ocultas que
puedan inducirlo a defenderse a toda costa contra lo .que amenace a su frágil ego. Cuanto más sólida sea su experiencia respecto del yo menos necesitará aferrarse a una imagen personal, y justificada, para demostrar que usted vale.
Uno de los mecanismos autopropulsores que usted puede haber desarrollado en las épocas en que dudó de sí mismo es la confianza en fantasías grandiosas relacionadas con el triunfo la gloria o la atención. Aunque ante la vista del público usted esté incómodo también tal vez anhele ser el centro de la atención. Cuando tiene audiencia la emoción de muchos ojos enfocados sobre usted puede ser embriagadora. A veces, cuando se deja llevar por la satisfacción de necesidades que hacía tiempo que estaban insatisfechas, es probable que usted se aferre inadecuadamente a ocupar el centro de la escena: o bien, que se enamore de la libertad recién descubierta, con la cual usted se expresa, o que manifieste su capacidad histriónica, revelando su talento oculto para actuar o representar distintos papeles.
Lo más frecuente y probable es que usted prefiera ocultarse, a exponerse a las amenazas de ser demasiado visible. Tal vez tuvo experiencias traumáticas que implicaron exponerse, autorrevelarse o humillarse, cuando usted era más joven: quizá le perturbe el hecho de que hasta qué punto su ego se regocija al ser atendido y reconocido, cuando usted se abraza con tanto ardor a los cánones éticos de la humanidad y del sacrificio personal. Sea lo que fuere, usted puede haber decidido, en su
infancia, que es peligroso que salga de su duodécima casa, y que se siente más feliz y seguro «quedándose dentro».
Su tendencia a ocultarse y retirarse de la vista del público no es probable que sea mero resultado de que usted se sienta un inútil. Su espiritualidad y ética lo inclinan a valorar una vida de humildad y servicio. Aunque a veces anhela el honor y la gloria, suele contentarse con las tranquilas satisfacciones propias de atender a las necesidades humanas, trabajar en un segundo plano con los que están en malas condiciones, o de
ayudar a quienes necesitan su apoyo. Usted no sólo posee notable aptitud para intuir las motivaciones y problemas de los demás, sino que también es extremadamente sensible al apremio de los menesterosos, los enfermos y los discapacitados. Como resultado de esto, usted puede sentirse atraído para trabajar en el campo de la asistencia social o brindar su tiempo, como
voluntario o voluntaria, a causas benéficas. Por un lado, tal vez le dé impulso a su ego, rodeándose con personas menos capaces que usted, mientras expía la culpa que usted alberga: por el otro, usted experimenta una compasión real y sentida por quienes sufren, por los pobres y los necesitados, por los desvalidos con los que usted se puede identificar. Usted no sólo compensa su escasa autoestima mediante una vida de servicio sino que también crea oportunidades para expresar su amor, y vivir de acuerdo con sus ideales y valores humanitarios. Si es religioso, su fe en Dios o en fuerzas espirituales puede ser un modo de armonizarse con el principio-padre, que usted jamás experimentó adecuadamente en función de un padre personal. Es muy probable que su padre real no tuviera sobre usted una influencia manifiesta. Tal vez él haya estado ausente durante muchos años, cuando usted era niño, quizá lo haya ignorado o haya influido de maneras sutiles y psicológicas, pero puede ser que no haya logrado brindarle un modelo fuerte en lo que atañe al hecho de afrontar la realidad. Asimismo, usted tal vez haya reprimido muchos recuerdos y sentimientos relativos a su padre, impidiéndole, de esa manera, que influyera conscientemente sobre el rumbo de la vida de usted.
En ocasiones, el Sol en la duodécima casa indica a un padre manifiestamente presente en lo exterior, que fue dominante en su casa, pero que, psicológicamente, fue inaccesible porque lo trató como si la existencia de usted tuviera poco valor. Si es varón, tal vez se sintió aplastado por su padre durante la «fase edípica», entre los 4 y 6 años de edad: entonces, usted empezaba a desarrollar su identidad en cuanto al «rol» sexual e intentaba separarse de su madre, haciendo valer la fuerza que usted recién había descubierto y que, como varón, poseía.
El hecho de tener al Sol en la duodécima casa sugiere la posibilidad de una base interior de energía desde la que usted dirige su vida. Pero también puede sugerir falta de energía, si usted no desarrolló adecuadamente su yo-Sol, abrió su corazón y aprendió a abrevar en las energías de su plexo solar para obtener la valentía y la vitalidad que necesita con el fin de funcionar eficazmente. Si percibe escasamente su energía personal, entonces es probable que atraiga hacía su vida: a figuras masculinas fuertes y potentes que rijan con facilidad el
centro de la escena. Para algunos, sobre todo aquéllos que tienen débiles o ausentes, prevalece la pauta contraria. Si aprendió a vivir sin una figura masculina fuerte en su niñez y experimento cuidados adecuados por parte de una figura maternal, entonces tal vez no necesite ni desee relaciones estrechas
con hombres: desarrolló su concepto de que, sin esas relaciones, usted es una persona completa.
El Sol en su duodécima casa tal vez no lo incline hacia una vida en la que usted se muestre y sea reconocido en público, pero sí sugiere la posibilidad de un desarrollo psicológico y espiritual. Aunque no exhiba un alto grado de valentía en sus encuentros con el mundo exterior, ciertamente usted lo exhibe en sus confrontaciones interiores, en su capacidad para enfrentarse consigo mismo y armonizarse con los fantasmas del pasado.
Su crecimiento puede implicar aceptación de su verdadero yo y abandono de un yo demasiado pequeño y demasiado grande, de un ego ideal alejado de la realidad, o de una imagen personal que es producto de la fantasía. Al aprender a aceptar sus limitaciones y respetar sus fuerzas, tal vez necesita afirmar lo siguiente: «Por derecho propio, poseo valor y dignidad. Tengo derecho a existir». Aunque es vulnerable respecto de cómo se expresa y se hace valer, tal vez le resulte provechoso aprender arte dramático, psicodrama, oratoria y otras habilidades que lo ayuden a ganar confianza. Cuanto más sólido sea su concepto del yo, más capaz será para hacer frente y abandonar al egocentrismo, al orgullo y a la arrogancia, los cuales son malsanos y secretamente le socavan e impiden descubrir lo que usted verdaderamente vale.
Excelente comentario. Quisiera preguntar al respecto si es que usted sabe por que en muchas reseñas que he leído sobre el sol en la casa doce, se menciona que la persona no podrá desarrollarse completamente hasta después de sus 40 años. Esto por que? Espero que me puedan informar.
ResponderEliminarMuchas gracias.