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martes, 30 de marzo de 2010

La evolución zodiacal

...Aries da el impulso, es la fuerza indomable que brota y quiere manifestarse, cueste lo que cueste, como los brotes en la primavera. A esta fuerza bruta, Tauro aporta la materia, pero esta materia no está aun organizada, no es más que una masa informe de elementos indiferenciados. Cuando veías que se está preparando una obra para la construcción de una casa, se trata de la etapa de Tauro. Pero con estos elementos, es preciso realizar algo. Es por esto que Géminis comienza a establecer una red de comunicaciones, para que el trabajo pueda hacerse: las carretillas, las poleas, las grúas que transportarán los materiales de un extremo a otro de la obra.
Cuando Cáncer llega, establece los cimientos, una base sólida de “hormigón armado” en la naturaleza; esta base es el germen, el núcleo hacia el cual van a converger diversos elementos que contribuirán a su desarrollo. Sobre este núcleo Leo comienza entonces a trabajar, introduciendo una fuerza centrifuga. Aumenta el calor, así como la intensidad del movimiento. Se produce entonces una explosión y la masa comienza a brillar y a proyectar rayos en el espacio. Cuando llega Virgo, declara que es preciso introducir orden y organización a este conjunto. Se pone, pues, a trabajar y cada cosa se coloca en su lugar. Pero el orden es insuficiente, falta un elemento de estética, de armonía, y Libra aporta este elemento. Es el séptimo día (el séptimo signo) y el trabajo se interrumpe para que los obreros puedan descansar y divertirse. En este clima de regocijo, ciertos obreros se olvidan del trabajo y se dejan llevar por la pereza y la desidia. Así es como comienzan a introducirse elementos de disgregación: Escorpio, produciéndose desavenencias y hostilidades. Entonces suena la hora de Sagitario, que posee el don de reconciliar los seres entre sí y de vincularlos al Cielo. Cuando aparece, canaliza este exceso de energías ardientes, orientándolas (el arco y la flecha que sostiene el Centauro), y poniéndolas al servicio de una actividad superior. Ahora, este mundo bien ordenado, cuyas ruedas funcionan perfectamente, tiende a cristalizarse y a cuajar bajo la influencia de Capricornio, y la vida comienza a alejarse. Entonces, para que no sea destruido el materialismo, Acuario pone en acción las corrientes poderosas del espíritu. Cuando llega Piscis proyecta la paz sobre el mundo. En esta paz y en esta armonía universales, la vida se vuelve pura, sutil, hasta que todo se funde y regresa al Océano de los orígenes...

“El zodiaco, clave del hombre y el universo” Omraam Mikhaël Aïvanhov

lunes, 29 de marzo de 2010

"En el principio era..."


“Si el sentido corriente de las palabras no nos permite ningún descubrimiento capaz de elevarnos, de instruirnos, de acerarnos al creador, entonces el vocabulario se vuelve inútil. El verbo, que asegura al hombre la superioridad indiscutible, la soberanía que posee sobre todo lo viviente, pierde entonces su nobleza, su grandeza, su belleza y no es más que una triste vanidad”


Fulcanelli “El misterio de las catedrales”

La palabra


Será en vano querer desear que un día

podamos destruir esa distancia

que aleja nuestros sueños de sus nombres,

la imagen del espejo reflejada

(nunca diremos todo lo vivido

penumbra y luz tan sólo en nuestra alma)

En la cárcel que habita nuestra angustia,

en el hierro que abate la esperanza

inmensamente a ciegas, no hallaremos

la llave elemental de la palabra.


Ángel Mazzei


jueves, 25 de marzo de 2010

Xul Solar


La pulsión creativa, como un fuego


"Soy campeón del mundo de un juego que nadie conoce todavía: el panajedrez; soy maestro de una escritura que nadie lee todavía; soy creador de una técnica, de una grafía musical que permitirá que el estudio de piano, sea posible en la tercera parte del tiempo que hoy lleva estudiarlo. Soy director de un teatro que todavía no funciona. Soy el creador de un idioma universal: la panlengua, sobre bases numéricas y astrológicas, que contribuirá a que los pueblos se conozcan mejor. Soy creador de doce técnicas pictóricas, algunas de índole surrealista y otras que llevan al lienzo el mundo sensorio, emocional que produce la escucha de una audición musical."
(Xul Solar, en El Mundo Argentino)

Alejandro Xul Solar (Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari), nació en San Fernando, Buenos Aires, el 14 de diciembre de 1887 y murió en el Tigre el 9 de abril de 1963. Su declaración sobre sí mismo da cuenta de su singular personalidad, y su genialidad como ser hacedor. Una persona con una fuerza inventiva brillante, que ha generado y creado cosas continuamente, como un fuego incesante. A los 25 años viajó al Tibet con la intención de ser monje, pero decidió desembarcar en Londres y quedarse en Europa durante 12 años junto a su madre y su tía. Allí viajó por diferentes ciudades, como Turín, París, Génova, Zoagli, Florencia, donde conoció al pintor argentino Emilio Petorutti. A partir de ese encuentro cambió su nombre por Xul Solar (luz del sol). Aquel viaje lo conectó con las corrientes artísticas modernistas, principalmente el expresionismo, que lo marcó, de la mano de Kandinsky, Klee, Marc. La premisa de aquel movimiento era la expresión de lo más íntimo del ser humano, mediante colores y formas expresar una realidad que surge de las entrañas, que se plasma como un grito exteriorizado en la representación. Allí se dedico a pintar y publicó varias obras.
A su regreso de Europa, participó activamente de la renovación estética propuesta por el grupo editor del periódico Martín Fierro (1924-1927). Amigo de Jorge Luis Borges, ilustró varios de sus libros y colaboró en varios de sus emprendimientos editoriales como la Revista Multicolor de los Sábados y Destiempo. El mismo Borges lo define como "un hombre versado en todas las disciplinas, curioso de los arcanos, padre de escrituras, de lenguajes, de utopías, de mitología, panajedrecista y astrólogo, perfecto en la indulgente ironía y en la generosa amistad".
De las pinturas de Xul Solar puede decirse que parecen salir del mundo onírico, llenas de simbología. El tiempo y el espacio se confunden, y en ocasiones las figuras aparecen como flotando. En sus pequeños cuadros, los colores y los trazos se hacen símbolos: la cruz, las escaleras, los altares, imágenes de tarot, signos astrológicos, esvásticas. Dragones, banderas, serpientes. Así es el mundo Solar de Xul. Su pintura también tiene elementos del surrealismo, por sus figuras oníricas, lo místico y lo fantástico, pero no respecto de la creación automática, ya que manejaba una simbología trabajada.
Hombre estudioso y de vasta cultura, -conocedor de siete idiomas-, ha tenido además gran profundidad espiritual: se interesó en las ciencias ocultas, los mitos antiguos, la astrología, el cabalismo. Recreo mundos en sus pinturas, mundos misteriosos, llenos de señales. Un universo tan extraño, aparentemente tan lejano de lo real, un mundo ficticio, pero -sorpresivamente- tan cercano a la humanidad y su existencia misteriosa.
Pero el genio de Xul no sólo se expresó mediante la pintura. También inventó un panajedrez; una panlengua; una recreación del español, el neocriollismo, con palabras, sílabas, raíces de las dos lenguas dominantes: el castellano y el portugués; un tipo de teatro de títeres para adultos. El panajedrez, panjuego, o ajedrez criollo, se diferencia del ajedrez convencional por su cantidad de casillas. Posee 13 en lugar de las ochos habituales. La cantidad de piezas son 60, en lugar de 32, con 30 correspondientes a cada jugador. Las casillas se correlacionan con el tiempo, y las constelaciones y signos zodiacales. La partida se comenzaba fuera del tablero. La anotación de las jugadas puede generar palabras, motivos musicales y pictóricos. El juego así no sólo admite las combinaciones de movimientos sin fin, también permite estimular la creación musical y pictórica.
Xul Solar concibió una interpretación astrológica universal, por cuyo intermedio había establecido una correspondencia -oculta, aunque segura- entre el cosmos y el hombre, capaz de reconciliar a lo infinito y lo finito, el artista basa todos sus inventos e investigaciones en la astrología. La concibe como una clasificación y explicación del mundo. Por este motivo, es importante para él trabajar sobre los doce signos del zodíaco, cuáles son, cómo se representan, cuál es su origen, etc.
En cada una de sus expresiones artísticas ha dejado marcas claras de sus profundas creencias astrológicas. Su visión del universo, su arte, está regida por los cielos, los astros, la naturaleza, por la conciencia del hombre en un mundo en conexión con el cosmos. La mente humana, el pensamiento, el lenguaje, atravesados por el universo, por el giro de los planetas, por ese movimiento tan sutil e inalcanzable para nuestros sentidos.
Hoy en día, si bien Xul ha dejado de existir físicamente, toda su obra artística se encuentra en su propio museo, ubicado en Palermo, ciudad de Buenos Aires.

 Web del museo: www.xulsolar.org.ar




martes, 23 de marzo de 2010

Saturno: El reloj de la madurez



Extracto del libro de Alexander Ruperti "Ciclos del Devenir: Pauta planetaria del crecimiento"

EL CICLO DE SATURNO

Todo individuo tiene antecedentes en forma de herencia familiar, racial y, en el limite, humana. Cada infante recién nacido es, pues una síntesis de elementos colectivos, lo mismo que —si uno cree en la reencarnación— el producto final de una serie infinita de manifestaciones como alma divina. Astrológicamente, el símbolo de este pasado colectivo es Saturno. La posición de Saturno en un mapa natal indica, pues, cómo la historieta condicionará el desarrollo de la vida futura del individuo. Saturno define el punto de partida individual —el universo llegó hasta aquí antes que él arriban, y desde este punto él deberá desplazarse por su propio camino. Saturno no gobierna el futuro, sino que más bien define el pasado, los antecedentes y las tradiciones raciales y culturales, en el que el nativo- nació. El comienzo de un ciclo no determina absoluta e inevitablemente su fin. En todo ciclo hay un punto medio —el Presente incesante— que simboliza el poder creativo del individuo, el factor impredecible en todos los procesos vitales. Sin embargo, el elemento creador es sólo un potencial y no es necesariamente activo en un hombre o mujer en particular, puesto que sólo podrá actuar cuando un individuo llegue a ser una personalidad relativamente completa e integrada. Cuando tal integración no tiene lugar, el individuo sigue siendo un espécimen pasivo de su raza, comunidad y cultura. Para el individuo creador, el momento presente es siempre más que un mero resultado del pasado. El momento saturniano actual asume el aspecto de un capataz sólo para una persona que no está individualizada. En ese caso, cree que su originalidad está ligada por la rutina; que sus aspiraciones se nivelan en la norma colectiva, y que sus acciones se basan en lo precedente y que, en consecuencia, son carentes de iniciativa creadora y, de esta manera libre. En el mapa natal. Saturno concentra las energías; donde Saturno es hallado por Signo y Casa, hay algún nudo del destino que es inevitable. Cuando Saturno forma conjunciones u oposiciones a otros planetas en el mapa natal, se revelan algunos de los secretos más básicos de ese individuo. Las conjunciones de Saturno muestran la naturaleza de una nueva situación que enfrenta al Yo encarnante, o una relación con la tradición familiar, que ocuparán profundamente su consciencia. Será una situación obligatoria; y, porque es nueva y no familiar, requerirá la total atención de esa persona durante una gran parte de su vida. Del planeta en conjunción con Saturno, brotarán las experiencias básicas, y una comprensión de estas experiencias puede consumir mucho tiempo y energía, y necesitar muchas repeticiones. La tarea de esa persona será apartarse de esas experiencias para que, a su tiempo, pierdan su carácter compulsivo. Cuando Saturno en tránsito se opone a la conjunción natal, la persona tendrá su mejor oportunidad para alcanzar una comprensión objetiva de la condición y, de este modo, ser libre de ella. Sin embargo, tal libertad sólo llegará a través del cumplimiento de la tarea a la que la conjunción apunta. Podrán sobrevenir momentos secundarios de conocimiento más profundo del significado de la conjunción cuando cualquier otro planeta, o el Sol y la Luna, se oponen a ella. Sin embargo, debe señalarse además que el conocimiento sólo es posible

SIEMPRE QUE el nativo preste su atención consciente a la tarea. Las conjunciones natales con Saturno son a menudo el símbolo de complejos” psicológicos, especialmente si Saturno está en conjunción con el Sol o la Luna. Una conjunción Saturno-Sol se relaciona específicamente con un complejo de padre. Esto puede haber ocurrido por algún malentendido entre padre e hijo, o por perdida del padre a temprana edad. En todo caso, es posible que el nativo sienta la falta del ejemplo y de la presencia paternos durante los años formativos cuando tal ejemplo es psicológicamente importantísimo. La conjunción Sol-Saturno puede indicar también un vínculo psíquico demasiado estrecho con el padre. La primera oportunidad mayor que esa persona tendrá para resolver este complejo llegará al comienzo de la pubertad (aproximadamente, a los 15 años) cuando Saturno en tránsito haga su primera oposición a esta conjunción. En este tiempo, el problema puede manifestarse como de identificación sexual o de rebelión contra la autoridad de los padres. La segunda oportunidad mayor a resolver llegará al comienzo de la edad media (aproximadamente, a los 45 años) con la segunda oposición de Saturno. En este tiempo, esa misma persona puede tener un jovencito que atraviese el trauma de la pubertad, o estar experimentando una segunda pubertad, o tal vez experimente un conocimiento de la mortalidad de su padre. Si esa persona no resolvió su complejo de padre para la época de la oposición final de Saturno alrededor de los 75 años de edad, tendrá en esa época otra oportunidad. . Sin embargo en los años intermedios hay muchas oportunidades secundarias para tal conocimiento más profundo. Por ejemplo, el Sol transitará la oposición a la conjunción natal cada año, dándole a la persona una ocasión para volver a evaluar la figura padre/autoridad a la luz de su propia finalidad solar o naturaleza verdadera”. Mensualmente, la Luna transitará esa posición, elevando el propio conocimiento instintivo y la posibilidad de asumir una acción para aclarar la finalidad solar. El tránsito anual de Mercurio indica un tiempo en el que la persona puede emplear el principio del intercambio intelectual para aclarar su comprensión. El intelectualizar el problema y darle expresión verbal podrá ayudar al individuo a ser más objetivo. Con el tránsito de Venus, cada doce meses (aproximadamente), la persona puede extraer sus valores básicos para hallar el significado interior en este conflicto vital. El tránsito de Marte ocurre cada 2 años y dará la oportunidad de expresar externamente el complejo de padre. El dirigir la energía hacia afuera lo objetivará más y liberará al individuo de su naturaleza compulsiva. El tránsito de Júpiter a este punto de Oposición cada doce años proporcionará una ocasión de ubicar el problema en una más vasta estructura de referencia —a Contemplarlo más bien desde un punto de vista social que puramente personal. Sólo una vez en una vida Urano transitará este punto. En este tiempo puede tener lugar una verdadera integración, siempre que Urano sea victorioso sobre Saturno. Cómo el individuo decidirá emplear la energía de Urano dependerá grandemente de su edad en la época del tránsito.

Una conjunción Luna-Saturno en el mapa natal indica a menudo un complejo de madre. La persona puede creer que es un hijo no querido, construyendo por ello un resentimiento hacia la madre. Esto proviene generalmente de experimentar falta de amor maternal y puede expresarse en una vida posterior como necesidad insaciable de maternidad o ineptitud para expresar la cualidad maternal, Este es a menudo un aspecto difícil, especialmente para las mujeres, puesto que la Luna en el mapa de una mujer se refiere también a la opinión que ella tiene de su propia feminidad. El resentimiento podrá, pues, ser no sólo contra su madre y las mujeres en general, sino también contra sí misma como mujer. La configuración natal dc la Luna en conjunción con Saturno podrá manifestarse de manera mucho más insidiosa que la conjunción Sol-Saturno porque a menudo opera en un nivel emocional o subconsciente en forma de depresión. Como la conjunción Sol-Saturno, las oportunidades de comprensión objetiva llegarán cuando se active el punto de oposición. Sin embargo, en este ejemplo, debe ponerse particular atención a la Luna en tránsito, especialmente en el mapa de una mujer. Las molestias periódicas vinculadas a menudo con el ciclo menstrual (que es también un ciclo lunar de 28 días) pueden vincularse estrechamente con esta configuración. Si esto es un problema, el individuo puede decidirse a emplear esta energía lunar conscientemente para pasar su atención hacia su naturaleza femenina, más bien aceptando que negando su función biológica. Es interesante advertir que la primera oposición de Saturno en tránsito a su posición natal en el mapa de una mujer corresponde al comienzo de la menstruación, mientras que la segunda oposición corresponde al comienzo de la menopausia. Los años de gestación de una mujer están, pues, bordeados por las oposiciones de Saturno primera y segunda.

Una oposición natal de Saturno al Sol, la Luna o Un planeta puede ser un aspecto más fácil para que la persona se ocupe de él, puesto que la configuración misma simboliza inherentemente la posibilidad de comprensión objetiva. Ademas, los tránsitos la activarán con el doble de frecuencia por oposición —el Sol dos veces por año, la Luna dos veces por mes, etc., concediendo el doble de oportunidades de conocimiento Y comprensión objetivos. En el caso de Saturno oponiéndose al Sol o la Luna, las influencias del pasado, de la familia y especialmente de los padres pueden sintetizarse más fácilmente. Rudhyar observó que la conjunción natal de Saturno con la Parte de la Fortuna es fuerte indicación de introversión básica y una tendencia hacia el pesimismo y la autoconmiseración. Hay un curioso sentido de la fatalidad, o de estar compelido a actuar según alguna finalidad dominante impuesta desde fuera. Esto puede aislar a la persona y hacer que se sienta pesada con el agobio del mundo. Por supuesto, hay muchas modificaciones posibles indicadas por otros factores astrológicos, de modo que ninguna conjunción natal de Saturno deberá interpretarse fuera del contexto del mapa como una totalidad.

El Ciclo Genérico

En cada vida ocurren simultáneamente dos ciclos distintos de Saturno: el ciclo genérico y el ciclo individual. La experiencia común de todos los seres humanos, la experiencia de edad, es simbolizada por el tránsito de Saturno a su posición natal (el cielo genérico). Teniendo en cuenta las variaciones debidas al movimiento retrógrado, el período sidéreo de Saturno es de aproximadamente 29 años y medio. Así, en una vida que abarcara 90 años, Saturno transitará tres veces todo el mapa natal. Cada uno de estos tránsitos es un completo ciclo de Saturno, que empieza en su posición natal y termina con su retorno. Estos tres ciclos indican puntos cruciales en el desarrollo gradual del destino y del carácter, y corresponden respectivamente al PASADO, al PRESENTE y al FUTURO.

EL PRIMER CICLO - SATURNO EL PASADO.

Este ciclo empieza en el nacimiento y concluye cuando la persona se acerca a los 30 años de edad. Aquí Saturno es expresado en términos del pasado colectivo, o sea, la herencia y el medio ambiente en el que el individuo nació y del que deberá emerger a fin de cumplir con su potencial natal. Los lazos de Saturno, experimentados primeros como la figura-de-padre/figura-de-autoridad, y mas tarde como las censuras de las tradiciones familiares y sociales, deberán romperse a su tiempo. Si durante este ciclo no se los rompe, pasarán al próximo, manifestándose de modos mucho más negativos. Todo niño comienza la vida como un ser totalmente dependiente, incapaz de hasta la afirmación más elemental de su propia volición. Cuando Saturno en tránsito se aleja de su posición natal, el niño se vuelve progresivamente más independiente y mejor capacitado para divorciarse de su condicionamiento natal, ganando así perspectiva sobre sus padres, su dependencia y todas las pautas familiares. Durante todo el primer ciclo, esta separación toma frecuentemente la forma de la rebelión; y, aunque muy deplorado por los padres, es un paso importante en el proceso de crecimiento hacia la individualidad La Cuadratura Creciente. La primera crisis” ocurre cerca de los 7-8 años cuando Saturno entra en cuadratura a su posición natal. Tales cuadraturas, según Rudhyar, asumen a menudo el carácter de un crítico aspecto de Marte. En esta cuadratura creciente, existe el primer intento de subrayar el ‘yo” contra las presiones de la familia y del medio ambiente. Dícese que el niño llegó a la edad de la razón’ y no responde más a ‘porque yo lo dije. Por primera vez, cuestiona la autoridad aparentemente divina de padres y maestros. Empezará a expresar un deseo de escoger sus ropas y los alimentos que desea comer. Si antes se impuso una hora fija de irse a dormir, a menudo hará de esto una cuestión con la que intentará afirmar su propia voluntad. Esta puede ser una época de gran conflicto de voluntades en la medida en que el niño busca cada vez más medios de autoafirmación. Quiere descollar sobre los demás, para ser una figura de autoridad. Al darse cuenta de que tiene ventaja sobre alguien más pequeño, tal vez se vuelva mandón con sus compañeros de clase o con sus hermanitos, y si no tiene hermanitos quizá pida o hasta exija uno. Como una pincelada común en Saturno (las censuras de la sociedad) que se experimenta en esta edad, se le atrapa robando. Antes de esta edad, cuando un niño tomaba algo era porque no podía diferenciar entre la propiedad de los demás y la propia. Sin embargo, hacia los siete años de edad, el concepto de propiedad se define claramente, y el niño sabe que tomar lo que pertenece a otro está mal. Lo que está haciendo es poner a prueba la autoridad de la sociedad. A su tiempo, le atraparán y deberá ser reprochado adecuadamente. Las lecciones de la primera cuadratura de Saturno, si no se aprenden para entonces, derivarán en conducta adulta antisocial. Sin embargo, un padre deberá darse cuenta de que, en un niño de siete años de edad, son lecciones que han de aprenderse como parte del proceso natural de crecimiento-

La Oposición. La crisis de la pubertad o inmediatamente siguiente a ésta (aproximadamente, a los 15 años de edad) corresponde a la oposición de Saturno en tránsito con su ubicación natal. Todo este período se caracteriza por drásticas oscilaciones entre la niñez y la adultez. En un minuto es demasiado joven y en el siguiente demasiado viejo. Cuando el individuo que emerge realiza sus primeros intentos para volar por sí solo, descubre que ser adulto no es lo que pensaba que sería. Con la libertad llega la responsabilidad, y, cuanto mayor es la libertad, mayor es la responsabilidad. Aunque durante este período, los problemas de sexualidad y relaciones de parejas parecen máximos, son sólo una parte de la crisis. La mente está también desarrollando sus facultades objetivas y se la utiliza como medio de evaluación crítica. Este es el real punto crucial de la adolescencia —no meramente un conocimiento biológico del sexo y las relaciones sociales— sino mucho más profundamente una confrontación y evaluación objetiva respecto de la familia, todas las figuras de autoridad y la sociedad misma. En nuestra sociedad, esto incluye también los medios de comunicación y el gobierno. En su intento por separarse de las censuras de los padres y la familia, el jovenzuelo adopta con frecuencia una actitud de abierta rebelión. Los pobres padres no pueden hacer NADA bien. Lo objeta todo, desde los alimentos que comen hasta sus valores morales básicos. El grupo de compañeros reemplaza a los padres, a los maestros y, a veces, a las leyes de la sociedad como la autoridad final. Adopta una mentalidad sitiada” de nosotros contra ellos, y la popularidad entre sus compañeros es la meta última en esta época. El individuo que emerge adherirá a sus códigos de vestimentas y comportamiento con un fervor casi religioso. Este es un paso natural hacia la independencia plena, pero hasta que uno pueda moverse más allá de esta dependencia de la aprobación del grupo, el ego no continuará desarrollándose en sentido creador. La evasión de la responsabilidad es otro fenómeno natural de esta edad. Habitualmente, aparece como evitando los quehaceres domésticos, pero a veces asume un aspecto mucho más drástico y potencialmente perjudicial: el matrimonio prematuro. La mayoría de los matrimonios que tiene lujar tempranamente en este ciclo está condenada al fracaso, puesto que su finalidad no es esta. Mecer una relación sino huir de la restricción hogareña y paterna. Separado prematuramente de su grupo de compañeros mediante la selección de uno solo, el individuo tal vez se sienta como si le hubieran quitado por la fuerza el suelo debajo de sus pies. La reacción es, a menudo, escapar del matrimonio, y una vez más se encuentra “huyendo del hogar”. Si Saturno (las leyes de la sociedad) no cayó duramente sobre él cuando robó aquella primera goma de mascar alrededor de los siete años de edad, entonces el jovenzuelo tal vez ponga nuevamente a prueba el sistema con otro latrocinio. Esta vez puede ser con la colaboración de sus compañeros. Cada vez que se aleja con eso, el objeto es más grande o de mayor valor monetario. ¿Hasta dónde podrá ir? Tarde o temprano Saturno le atrapará. A través de este período deberá recordársele que el jovencito necesita alguna autoridad establecida para rebelarse contra ella. Si no se le impusieron disciplinas, irá tan lejos como sea necesario para hallar una salida. Los padres que dejan a sus hijos totalmente a sus anchas no les están haciendo un favor, no importa lo que puedan decir algunos libros. Este es el verdadero significado de “estropear a un hijo”.

La Cuadratura Menguante. Mientras la crisis de la cuadratura creciente (7-8 años de edad) es primordialmente de la acción, la crisis correspondiente a la cuadratura menguante de los 21-22 años de edad es esencialmente cerebral, una “crisis en la consciencia”. Esta es la época en la que finalmente pueden romperse los vínculos de dependencia de los padres. La sociedad reconoce al individuo como un adulto con todos los privilegios y responsabilidades correspondientes. Puede beber, votar casarse y firmar contratos sin permiso de sus padres; si quebranta la ley, irá a la cárcel. Para esta época, a menudo completé su educación y aprendizaje, y está listo para embarcarse en una carrera y sostenerse a si mismo. Ahora es la época en que puede viajar por el mundo sin escapar de su hogar.

Para este tiempo, el lazo paterno-familiar, que estuvo disminuyendo desde los siete años de edad, no debe ser de mayor interés. Ahora, el problema es que el individuo deberá separarse finalmente de sus compañeros y permanecer solo. Hay un fuerte conocimiento de que la “individualidad” verdadera es más bien mental que física. En esta época, la persona puede convertirse en una solitaria, aislándose del grupo. Este pile- de ser un tiempo muy analítico, con mucha energía que se gasta en cuestiones filosóficas. La separación respecto del pasado debe incluir también la ruptura de los lazos de las viejas actitudes. Una vez que el individuo se libera de la dependencia de padres y compañeros, está listo para establecer una relación de una persona con otra y ocupar su lugar en el esquema social. La ruptura con el grupo de compañeros no exige que uno se convierta en ermitaño, pues la única libertad verdadera está en la mente. Si el individuo tiene aún necesidad de dependencia, se casará con una madre o un padre, no importa cuál sea su edad, y nunca podrá establecer una relación verdaderamente adulta. Si no puede apartarse del grupo de compañeros, nunca establecerá amistades verdaderas y eternamente estará en términos de igualdad con sus vecinos.

EL SEGUNDO CICLO SATURNO EL PRESENTE.

El nuevo ciclo comienza inmediatamente antes de los 30 años de edad, cuando Saturno regresa a su posición natal. A menudo, éste es un año de elección que determina la dirección de la vida, el tipo de socios que uno valora, y la actividad profesional o comercial que adopta. El segundo ciclo es una antítesis del primero -—es el ciclo de la productividad potencial. Durante todo este ciclo, a medida que uno lucha para ganarse la vida y producir algo de valor dentro de la comunidad Saturno se manifiesta como el capataz. El individuo está obligado a actuar según un principio, cumpliendo una función o un papel claros en la sociedad, tan significativamente como sea posible. Aquí, Saturno es la fuerza que constriñe y afirma el presente a través de la rutina compulsiva de la existencia. Sin embargo, el desarrollo personal a través del segundo ciclo depende totalmente del crecimiento y del grado de maduración alcanzado durante el primero. Si al final del primer ciclo uno emergió corno un individuo creador dispuesto y capaz de usar su potencial pleno, entonces, el segundo ciclo será de creatividad y productividad siempre crecientes. Por otro lado, si uno no emergió del primer ciclo como un individuo completo y total, si permanece atado por las censuras de la sociedad, las exigencias de un grupo de compañeros o una dependencia de padres y familia, entonces es probable que el segundo ciclo sea una repetición torcida o invertida del primero. Esto no equivale a decir que si los desafíos de Saturno no se satisfacen plenamente antes de los 30 años de edad, una persona esté condenada a una existencia sin sentido, sino sólo que estará todavía resolviendo conflictos a los 45 años de edad, los cuales debería haberlos resuelto cuando tenía quince. Siempre hay otra ocasión, pero alrededor de la segunda vez, las pautas están más profundamente atrincheradas y su resolución es más difícil cuando empieza el nuevo ciclo de Saturno, el individuo se encuentra confrontado con nuevas situaciones y limitaciones que condicionan y definen su destino (la pauta de su consciencia y carácter) para los treinta años venideros. Este es un tiempo psicológicamente crítico puesto que las personas están agudamente conscientes de que algo terminó, pero apenas conscientes de lo que queda por delante. Hay una tendencia a evaluar el ciclo pasado, no en términos de su valor como experiencia de aprendizaje, que es lo que tiende a ser, sino en términos de productividad, que es lo que se supone que será el siguiente ciclo de 30 años. En la época de la cuadratura menguante (21 años de edad) muchas personas se fijan metas relacionadas con su cumpleaños número 30. Si no lo hago hacia los treinta..”, es una frase que se repite a menudo entre la gente veinteañera. Lo implícito que no se dice es que uno renunciará si no logró para esa época las metas de su vida. Lo que no entra en consideración es lo que hará con el resto de su vida si “lo hace”. Por fortuna puesto que la mayoría no ‘lo hace” hacia los treinta, tiene todavía otro ciclo completo de Saturno por delante para alcanzar, crecer, cumplir y realizar su potencial creador. El regreso de Saturno en tránsito a su posición natal proporciona una oportunidad de revalorar los sueños y metas de la juventud a la luz de la madurez. Muchas Veces, las ambiciones que parecen significativas a los 25 años, aparecen marcadamente superficiales a los treinta. Esta es una época de detenerse y echar una cuidadosa mirada a la propia vida antes de zambullirse.

La Cuadratura Creciente. La crisis accional en este segundo ciclo de Saturno, paralela a la de los 7-8 años de edad, ocurre cerca de los 36 años. En esta época, el individuo bien debe andar rumbo a la madurez, y sus reacciones básicas ante la vida deben ser claramente evidentes. Aquí, la cuestión primordial es si son evidentes de por sí o no. Antes de poder emplear su plena potencia, el individuo deberá separar finalmente al Yo de lo que la sociedad le dijo que es o debe ser. Este es tiempo de cavar alrededor de las propias raíces, de hallar los propios cimientos. El sentido del yo” es fuerte, pero, ¿adónde pertenezco yo’? A lo largo de este período, el individuo puede experimentar, pues, fuerte sensación de aislamiento. Al librarse del pasado, tal vez sienta que dejaron de acuciarle. En esto experimentará libertad verdadera solamente cuando reconozca que fue él mismo quien tomó la decisión, aceptando, pues, la responsabilidad total de su propia vida. En esta época de espacios vacíos hay un agudo conocimiento, y el individuo puede intentar llenarlos con personas o con bienes materiales. Tal vez difícilmente se llegue a entender que el espacio es necesaria condición previa del crecimiento, pero hasta entonces uno será un consumidor que abarrote con bienes los rincones vacíos de su vida. En esta época, el impulso en procura de bienes propios es una expresión del deseo de establecer una base permanente. Es la manifestación externa de la base que se establece dentro. Según Rudhyar, las cuadraturas creciente y menguante de este ciclo participan de las características de Júpiter. Siendo Júpiter el opuesto solar de Saturno, es capaz de compensar las restricciones de Saturno Con recompensas financieras y triunfo social. Empieza a ser claro problema el tomar consciencia de la edad, lo cual apareció por primera vez en la época de la conjunción En una sociedad orientada hacia la juventud, el individuo descubre de repente que se lo juzga demasiado viejo”. A los aspirantes de más de treinta y cinco años se les cierran muchas oportunidades laborales, y aunque se tenga excelente estado físico, se advierte cada vez más que el cuerpo no soportará más el castigo de otrora y de buena gana se echará atrás. Nuestros contemporáneos se mantienen siempre en nuestra misma edad, pero observamos que nuestros hijos y padres envejecen casi ante nuestra vista. Cada vez somos más conscientes de que si entre nosotros y nuestros padres existen todavía diferencias sin zanjar, deberán ser resueltas pronto. Los padres dejan de ser inmortales, como nos parecían a los siete años; y si para esta época no perdimos a uno de nuestros padres, experimentaremos la muerte de los contemporáneos de éstos. El tiempo se acorta. Sabemos que no tendremos que portarnos bien eternamente ante nuestros padres. Para una mujer, esta época puede ser especialmente crítica, puesto que los treinta y seis años señalan el comienzo del cuarto final de sus años fértiles. Hasta una mujer con varios hijos llega a conocer que, si va a tener otro, mejor sería que fuera ahora. Para una mujer estéril, esta situación podrá ser fuente de gran abatimiento. Quizás una vez le pareció que tenía mucho tiempo para pensar después en hijos, pero a los 36 años de edad el tiempo se acaba. Será interesante observar a la generación que nació después de la segunda Guerra Mundial, que ahora se acerca a su retorno de Saturno. Por una razón u otra, una cantidad desproporcionadamente grande de estas personas optó por no tener hijos. Cuando estas mujeres lleguen a ser más que treintañeras, ¿habrá un auge de infantes que no se diferenciará del auge que las produjo? La Oposición. En la época de la oposición (44-45 años de edad) ocurre una crisis de reevaluación. Es una evaluación de todo lo que uno construyó como individuo desde los veintinueve años de edad. La nota clave deberá ser aquí la OBJETIVIDAD. La evaluación deberá efectuarse según los propios valores personales, más que las expectativas de familia, rituales o sociedad, a fin de que el individuo encuentre el significado verdadero en su existencia. Aunque es un período de crisis con una comprensión clara y objetiva de su finalidad vital, el poder creador del individuo podrá emerger plenamente. Esta podrá ser una experiencia de iluminación real —el portal hacia un período más creador y productivo— los 44-59 años de edad. Si en esta época se encuentran problemas, uno puede estar seguro de que la raíz de la molestia radica en el hecho de que la persona permaneció inmadura, interiormente insegura y frustrada en alguna dirección importante. Tener consciencia de esto tal vez induzca a procurar un nuevo inicio antes de que sea demasiado tarde, experimentar a los 45 años lo que no se logró experimentar en la época correcta del pasado. Si es demasiado grande la brecha entre el ideal y la realidad, entonces la sensación de frustración, fracaso e impotencia podrán obligar a que uno renuncie a luchar en procura de la individualización, y a entregarse eventualmente a una existencia personalmente sin sentido según la norma colectiva. Los problemas de la segunda oposición pueden guardar estrecho paralelismo con los que se experimentaron a los 15 años, durante la primera oposición. Una vez más ocurren problemas en el ámbito de la sexualidad y de las relaciones de pareja, y éstos están compuestos por los cambios hormonales que acompañan a la menopausia. Una mujer está cerca o al final de sus años de gestación, mientras que un hombre ve grandemente disminuida su potencia sexual. Ambos sienten que su atractivo sexual mengua. Son claramente visibles las señales de la vejez; y, según los valores colectivos de una sociedad orientada hacia la juventud, esta es una tragedia que deberá evitarse a toda costa. Las deudas por afiliarse a la ‘generación de Pepsi” suben cada vez más —centenares de millones de dólares por cirugía cosmética, tinturas de cabello, vitaminas, terapia hormonal, reducción de peso, y una miríada de bienes y servicios que prometen la juventud eterna. Ni siquiera puede contarse el costo emocional. Para muchos es un pozo sin fondo de frustración e ira, y la muerte se convierte en temible realidad cuando uno está a la caza de su juventud perdida. Por primera vez, el nativo experimenta que sus contemporáneos mueren de las denominadas “causas naturales”. En esta época, uno experimenta frecuentemente la muerte de uno de sus padres. Por otro lado, tal vez descubra que la situación de la adolescencia es al revés cuando asume la responsabilidad por un padre que no puede cuidar más de sí. Si subsiste un complejo de padre, por lo general, lo transferirá a la relación del nativo con el jefe, la corporación o el cónyuge. Sin embargo, las avenidas de la rebelión son limitadas. Habitualmente, a los cuarenta y cinco años, uno es demasiado viejo pan cambiar de trabajo, por lo que el divorcio llega a ser una alternativa viable. De hecho, en esta época al divorcio se lo ve como solución de muchos problemas, si al matrimonio Se lo juzga a la sazón responsable de todos los problemas que uno censuró a sus padres cuando era un jovenzuelo. Una nueva pareja reafirmará el propio atractivo sexual, regenerará el vacío estilo de vida personal, revitalizará la propia carrera en descenso. Tal como muchos jovenzuelos escapan del hogar para casarse, muchos denominados adultos hacen lo mismo. Literalmente, están huyendo. No son raras en esta época las desapariciones al estilo de Peter Pan.


La Cuadratura Menguante. La crisis de la consciencia que sobreviene a los cincuenta y dos años (con la cuadratura menguante) guarda paralelo con la crisis experimentada a los 22-23 años de edad. Una vez más el individuo afronta la necesidad de apartarse de sus establecidas pautas de conducta, sentimiento y pensamiento. En este punto medio de los años creadores y productivos, se siente el desafío a aprovechar la ocasión y a ensayar algo nuevo. Cuando uno acepta este desafío, el carácter jupiteriano de la cuadratura se torna muy evidente. La vida se expande en un sentido social cuando uno intenta ensanchar sus horizontes. En esta época, muchas personas vuelven a la escuela y descubren que empiezan a abrirse ante ellas nuevos intereses. Podrá hallarse satisfacción personal en la expresión creadora —pintura, música, fotografía y jardinería, para nombrar sólo unos pocos. Hay también un impulso a lanzarse al mundo y efectuar una contribución a otras personas. Liberadas de responsabilidades financieras para con sus hijos, muchas personas emplean esto como una oportunidad para viajar -para tomarse las vacaciones de sus sueños, que siempre planearon pero que en realidad nunca juzgaron posibles. Estos son años de máximas ganancias. Por desgracia, en esta época uno también se da cuenta de que llegó a lo más alto de la jerarquía, y a quien esté en un nivel bajo tal vez. le parezca que no le queda sino aguardar pasivamente el retiro. En este caso, podrá asumir una sensación de derrota, y la vida misma se torna sin sentido y fútil. Sin embargo, para otros, éste puede ser el tiempo de un cambio laboral mayor. Aprovechando una oportunidad y ensayando algo nuevo, uno podrá expandir vastamente su potencial creador. Sin embargo, a fin
de hacer esto, uno deberá liberarse primero de los obstaculizadores recuerdos de los fracasos pasados, especialmente los vinculados con las experiencias que ocurrieron en la oposición (44-45 años de edad). Si pasados los cuarenta, uno se complació en comportarse como un jovencito, entonces esta cuadratura señala la época en que le presentarán la cuenta. Si se abusó de la salud, entonces en ese ámbito pueden ocurrir problemas. Tales problemas pueden ser bastante graves como para exigir un retiro forzoso, pero, por lo general, son meramente una advertencia de que uno deberá cambiar su estilo de vida. El cuerpo no es más capaz de absorber castigo sin mostrar malos efectos. Para esta época, los “niños” son adultos por derecho propio y deberá reconocérseles como tales. Esto exige revalorizar la relación padre-hijo. Finalmente, uno deberá poner distancia con sus hijos y aceptar una posición de influencia cero. La recompensa por esto podrá ser el estado de abuelo: una relación libre de responsabilidades en la que uno sea capaz de consentir a los nietos sin necesidad de disciplina. Para muchos, esta es la más grande de todas las recompensas jupiterianas. Sin embargo, el padre que abandonó a sus hijos a la edad de 44-45 años tal vez descubra que sus hijos no quieren tener nada que ver con él. Tal venganza se expresa a menudo reteniendo a los nietos. Tal como el lazo de dependencia paterna lo rompe a menudo la muerte por la fuerza en la época de la oposición, el lazo del grupo de iguales lo empieza a disolver la muerte en este tiempo. A algunas personas las conducirá a la desesperación el darse cuenta de que, en última instancia, uno está solo, que no puede depender de padres, hijos, compañera, amigos o carrera para proporcionar significado y satisfacción creadora a su vida, mientras que a otras les lleva a la cima de su potencial individual.


EL TERCER CICLO
SATURNO EL FUTURO.

Inmediatamente antes de los 60 años, Saturno retorna a su posición natal por segunda vez, y empieza el ciclo final de la vida. Aquí, Saturno trata de reunir el significado esencial de la vida en una forma de consciencia o símbolo-semilla que pueda garantizar la inmortalidad. La crisis psicológica que ocurre en esta ¿poca guarda paralelismo con la crisis en el primer retorno

de Saturno. Una vez más el individuo es agudamente consciente de que terminó algo; sin embargo, en este caso, lo es de que su juventud se fue, su vitalidad disminuye, y sus años productivos están cerca de su fin. Parece que no queda sino aguardar pacientemente la muerte. En esta época, el desafío real es ver que aún hay otro ciclo de vida que tan sólo comienza.
En la antigüedad, a los sesenta años se los consideraba la edad de la filosofía, de la sabiduría, porque sólo a través de la sabiduría es posible integrar significativamente la contribución individual con las necesidades reales de la raza. Rudhyar señaló que una mente creadora —artista, científico, estadista, escritor— habitualmente no deja su sello en su época antes de llegar a los sesenta años de edad. Las obras que realizó durante su segundo ciclo de Saturno se graban sobre la generación que nació en la época en que esas obras se produjeron. Esta marca es la base de la inmortalidad socio-cultural posible para la mente creadora. Es la prueba de la positiva síntesis de la finalidad individual con las necesidades colectivas de la raza. Esta es la meta en pos de la cual debe trabajar toda persona creadora después de la oposición de Saturno, correspondiente a los cuarenta años. En tales casos, Saturno simboliza la semilla, y su tercer ciclo se refiere a la recolección de la cosecha de la vida. La semilla, que será legada a las generaciones futuras para que éstas la planten y cosechen, es la inmortalidad de un individuo. La tragedia de la sociedad contemporánea es que el final de la vida no se considera como una edad de sabiduría. No se espera que los ciudadanos mayores desempeñen un papel creador y, en consecuencia, es muy difícil dar significado positivo al tercer ciclo de Saturno. Si en el mundo actual hay tan pocos líderes espirituales es porque nuestra sociedad no reclama realmente un liderazgo espiritual. Las personas depositaron su fe en la producción y la tecnología, y por ello tenemos grandes productores y técnicos eminentes, productos del segundo ciclo de Saturno. La consciencia colectiva está adherida al segundo ciclo y seguirá así mientras se glorifique el culto de la juventud y sólo se adore a la productividad. AJ tratar de prolongar el período de la productividad y eludir la realidad de la edad, estamos también eludiendo la sabiduría. Tal vez inconscientemente tengamos que buscar la sabiduría que la edad puede aportar, porque si fuéramos sabios tendríamos que cambiar algunas de nuestras caras ideas relativas a la productividad. El temor a la edad no puede ser culpa solamente de la falta de reverencia que la sociedad tiene para con la sabiduría y la fortaleza de sus ciudadanos mayores. Más profundamente, es temor a la muerte. Mientras un individuo crea que la sociedad espera de él que siga produciendo o salga del camino y dé lugar a las generaciones más jóvenes, esta actitud negativa hacia la vejez persistirá. Si a través de un conocimiento del significado de los tres ciclos de Saturno, más individuos tratan de crecer en sabiduría y así ser más sabios en sus relaciones humanas y en su comprensión de los problemas de la vida, entonces es posible que su luz sea reconocida a su tiempo. Entonces, quizá la sociedad aprenda cómo confiar a sus ciudadanos mayores algunas de las funciones cumplidas ahora inadecuadamente por mentes más jóvenes, todavía llenas de la fiebre de la productividad y gobernadas por egos ambiciosos. Al patrocinar el futuro espiritual de la humanidad, uno está patrocinando también su propio futuro, y ese futuro se extiende más allá de la crisis de crecimiento que llamamos muerte.